miércoles, 16 de mayo de 2012

LA RECTA FINAL: SE ACERCA EL 'MOMENTO E'

Hemos entrado en la recta final de esta pequeña aventura. Quedan sólo cuatro semanas (o más, o menos, nunca se sabe) para el momento E. Digo 'Momento E' porque, lógicamente, Semillita no se llamará así, aunque me pese, sino Éire, que ha sido el nombre que Señor G. y yo decidimos que le venía como anillo al dedo. Éire es como se dice Irlanda en el idioma gaélico, así que qué mejor homenaje a aquel país que la vio concebir... Sabemos que habrá gente que lo pregunte una y mil veces, o que se confunda, o que le llame de otra manera... pero a mí cada vez me gusta más cómo suena, me parece original y suave, como nombre de hada...

Éire ha tenido hoy la última ecografía de su vida prenatal. Pesa alrededor de 2 kilos y medio y está colocada cabeza abajo, preparándose ya para el gran momento. Tenía la esperanza de que pesara más y que todos los kilos que he cogido en el último mes se debieran a ella, pero no, parece que no. A partir de ahora, y durante las siguientes cuatro semanas, tengo que acudir semanalmente al hospital a que me midan la frecuencia e intensidad de las contracciones.

El momento se acerca, sí. Y no sólo se nota físicamente (la barriga pesa más, cuesta mucho más andar y respirar, hay presión pélvica...) sino psicológicamente. Hasta hace un par de semanas, no pensaba en el parto. Ahora ya empiezo a hacerlo. No con preocupación, pero sí con dudas, con curiosidad, con millones de preguntas: ¿será de día, de noche? ¿estaré en la calle, en casa, en el autobús? ¿sabré que ha llegado el momento? ¿espero en casa o salgo pitando al hospital? Aunque los pensamientos que más me ocupan son los relativos a la ropa: ¿tendrá frío o calor? ¿manga larga, corta, tirantes, sólo el pañal? ¿compro de todo, de nada, me espero a que nazca?...

Por lo demás, me sigo sintiendo bien. Aunque he de confesar que la llegada repentina de este calor subsahariano me ha hecho pensar en más de una ocasión en que ojalá terminara esto ya. Mis tobillos, antaño finos y esbeltos, se han puesto como botas de montaña y los pies me duelen cada vez más de soportar peso y altas temperaturas. Pero bueno, como me dicen, te queda sólo un mes, cuando te des cuenta ya se ha pasado.