viernes, 7 de septiembre de 2012

De sentimientos, pediatras y otras experiencias

Éire-semillita cumple hoy tres meses. Ya se me ha hecho mayor, digo en broma. Pero es verdad, el tiempo pasa volando. Y hacía que no escribía muuuucho tiempo, pero es que un bebé te absorbe la mayor parte del tuyo.

¿Qué os puedo contar de estos dos meses y medio que han pasado desde la última vez que escribí? Pues muchas cosas, pero sobre todo, que he tenido tantos y tan variados sentimientos como nunca antes en mi vida. Pasé mis tres primeras semanas con Éire superfeliz (creo que con el subidón de las hormonas), sin agobiarme porque quisiera comer a cada momento (era mucho más eficaz para mí ir en bolas por mi casa), sin preocuparme por tener que despertarme cada dos horas por las noches... Pero luego, poco a poco, me empezó a entrar la desesperación. El subidón de hormonas dio paso a la realidad pura y dura, y ya no me gustaba tanto tener que darle de comer tan a menudo, ni no poder ducharme cuando yo quisiera, ni no poder estar en la cama un ratito más... Eres feliz, sí, pero también estás agobiada, y desesperada, y si las primeras semanas no te querías separar de ella ni un momento, en esos días sólo podía pensar en estar tranquila un rato, a solas conmigo misma. Y te sientes mal por ello, y eso te estresa más, y vuelta a empezar. Yo, que siempre he sido bastante independiente y no me gusta que nadie dependa de mí, me había metido en el mayor berenjenal de mi vida. Por suerte, sólo duró unos cuantos días, el tiempo justo para empezar a comprender cómo iba a funcionar todo a partir de ahora. Una vez que lo entiendes, empiezas a verlo todo de otra manera mucho más relajada, y empiezas a disfrutar más tranquilamente, sin el subidón hormonal del principio ni los agobios de después. Ahora mi fase es la de enamoramiento de Semillita, esa fase en la que no puedes dejar de darle besos, ésa en la que te la comerías a todas horas... y ésa en la que no soportas que nadie más la tenga en brazos más del tiempo razonablemente lógico de... ¿5 minutos? Jajajaja, me río yo sola porque sé que es imposible, que abuelos, tíos, primos y demás la quieres achuchar tanto como yo, pero, lo sentimos, no puedo (no podemos, incluyo al padre) evitar tener sentimientos de posesión hacia mi Semillita.

Luego están los médicos. En estos primeros meses hay unas cuantas visitas al pediatra y la enfermera para las revisiones y las vacunas. Al principio, les haces caso. Pero luego te das cuenta de que cada maestrillo tiene su librillo, y que como intentes hacer caso a todos, te vas a volver loca. Quizá coincida con la fase de agobio. Yo he decidido, de momento, en cada visita al pediatra, decirle a todo que sí, y luego hacer lo que me plazca. Porque la matrona te dice una cosa, el pediatra te dice otra, y la enfermera va y la fastidia diciéndote otra distinta. Y como vengan amigos y familiares 'listillos', apaga y vámonos. Me encomendaré a mi supuesto instinto de madre y que sea lo que Dios quiera.

Mención aparte la lactancia materna. Es lo mejor para el bebé, eso lo tenemos claro, pero es duro. Que parece que teniendo dos pechos y leche todo está hecho, pero no. Hay que estar bastante concienciada para hacerlo, y tener apoyo, porque pasar las dos o tres primeras semanas con grietas en los pezones, dolores, subidas de leche y demás, y gente a tu alrededor (incluyo al pediatra, que no debe estar muy por la labor de la lactancia materna) diciéndote: a ver si no va a tener suficiente con la leche, parece que esta niña tiene hambre, pues si está buscando todo el rato... ¿Que no tiene suficiente? Menos mal que Semillita ha nacido comilona y yo la veo crecer muy saludablemente. De otra manera, probablemente, entre unos y otros hubieran echado por tierra mi lactancia y me habría rendido al maravilloso biberón. Pero afortunadamente resistí (infección de pecho por medio) y ahora estoy muy contenta por ello.

Y poca cosa más. Bueno, no. Muchas más. Pero lo resumo en que es maravilloso ir viendo crecer y avanzar a una persona desde que es un bebé: que si ahora ha descubierto sus manitas, que si mira cómo levanta ya su cabeza, que si mira qué sonrisas... y a tí, se te cae la baba.

2 comentarios:

  1. Ayyyy Silvi que guayyyyy... y qué duro, madre mía tengo un miedo... y unas ganas a la vez que ni te cuento... pero me toca esperar un par de meses y medio aún...

    Muchos besos
    Mery

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  2. Silviiiii, que "envidia". Disfruta, que es verdad que el tiempo vuela...Lucía cumple un año la semana que viene, y ya no es bebé, y se echa mucho de menos...aunque llegan otras cosas igual de maravillosas. Y en cuanto a taaaaaaantas opiniones, efectivamente, lo que a ti te vaya pareciendo,que siempre va a ser lo mejor :). Qué ganicas de conocer a la pequeña....Muaks!!!!

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