miércoles, 8 de febrero de 2012

LA TARTA DE QUESO

Me he dado cuenta que los sueños de 'embarazada' cambian a medida que vas siendo consciente de tu nueva situación. A los pocos días de enterarme de la nueva noticia, estuve unas cuantas noches soñando que Señor G. me abandonaba sin importarle nada ni nadie, que se quedaba en Irlanda, me decía, que aquí estaba muy a gusto... en fín, que me daba boleto.

Poco tiempo después, ese sueño dio paso a los primeros en los que imaginaba a Semillita, ya con entidad propia. Era bastante extraño, porque creo que en mi subconsciente se mezclaban las imágenes de las ecografías con los dibujos y gráficos que veía en Internet, con mis propias imágenes creadas... Total, que varias veces soñé con un Semillita ya nacido, pero con el tamaño de aquellos momentos (imaginémonos la palma de una mano, por ejemplo).

Y ahora que Semillita se ha hecho físicamente presente, mis sueños son bastante más cercanos a la realidad (o a la irrealidad, según se mire). El otro día, sin ir más lejos, tuve un sueño que me hizo mucha gracia. Para empezar, porque Semillita ya había nacido. Segundo, porque estaba claro que era un niño (los médicos todavía no me han dicho a estas alturas si espero bebé niño o bebé niña). Y tercero, porque le encantaba la tarta de queso. O sea, que ahí teníais a mi futuro bebé, con sólo unos días de vida y teniendo claro que si le dabas tarta de queso, le gustaba, y más aún, que tú le decías ¿quieres tarta de queso? y él te entendía perfectamente. Había salido muy listo, claro.

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